jueves, 14 de julio de 2016

La Tormenta del Día de la Bastilla

El día 14 de Julio de 2000, durante el máximo del ciclo solar nº 23, se produjo una de las fulguraciones más potentes registradas (X5.7) en una región activa numerada como AR 9077. (una región estudiada a fondo por su compleja estructura magnética que la formaba) .

A consecuencia de ello, se produjo una tormenta de radiación espacial que ascendió hasta el nivel *(S3), tardando solo quince minutos en llegar a la Tierra.

*Nivel S3. Fuerte: Los astronautas están en peligro de radiación si se encuentran al exterior. Los pasajeros de aviones en altas latitudes se ven expuestos a riesgos de radiación. Las imágenes de los satélites se presentan con perturbaciones. Se produce una reducción leve en la eficiencia de los paneles solares, y a estos efectos se suman los del nivel moderado y bajo.
Se degrada la transmisión de radio de alta frecuencia en los polos, y se producen errores de navegación.



Esta animación tomada por el satélite SOHO de la fulguración solar, se registró por el Telescopio de Imagen Extrema-ultravioleta de la nave espacial con 195 Ångström, La muestra perfectamente, seguido de un torrente de partículas energéticas que llegó unos 15 minutos más tarde, la creación de nieve en las imágenes son causadas por las partículas bombardeando los detectores electrónicos de la cámara.


24 horas después de la fulguración, la suma de una eyección de masa coronal CME de halo completo (indicativo de CME geoefectiva frontal en trayectoria a la Tierra) observada previamente, y asociada a la fulguración, generó una tormenta geomagnética con nivel máximo (Kp 9), de las más extremas registradas, formando óvalos de aurora visibles a latitudes bajas (hasta 40º), y afectaciones en satélites y en las radiocomunicaciones.


Los eventos se bautizaron con el nombre de “Tormenta del Día de la Bastilla” por su coincidencia con el día en que Francia celebra el que fue el comienzo de la revolución Francesa.

La eyección de masa coronal (CME) previa a la energética fulguración, fue observada y procesada por el coronógrafo LASCO C3 (azul) y C2 (rojo) del satélite SOHO.

Analizando el halo formado, y la afectación en su coronógrafo causada por la emisión de partículas energéticas, todo indicaba su trayectoria directa hacia la Tierra.

Los satélites GOES también registraron el momento de la llegada de la onda de choque de los eventos, llegando a alterar el detector de flujo de electrones durante la llegada masiva de los protones emitidos en la fulguración.


El detector de Protones de GOES, mantuvo un alto registro en los siguientes días.


Otro importante evento registrado a causa de la energética fulguración, fue el evento llamado como GLE (Ground Level Enhancements).

Las partículas procedentes del Sol, por naturaleza no consiguen alcanzar la superficie terrestre, quedando filtradas en las capas más altas de la atmósfera.
Pero hay una excepción, cuando una fulguración es muy intensa, las partículas son expulsadas con más cantidad y aceleradas a velocidades mayores y cuando esto sucede, es muy probable de que algunas puedan llegar alcanzar la superficie terrestre. Cuando ésto sucede, decimos que ha habido un evento GLE.


En este caso, en la tormenta solar del día de la Bastilla, eso sucedió, y en la siguiente gráfica que les adjuntamos, mostramos como los niveles de neutrones aumentaron notablemente.

Todo esta cronología de la efeméride, tiene un origen, y este fue la región activa AR 9077.

Este impresionante primer plano de AR 9077, fue conseguido por el satélite TRACE en órbita poco después de la fulguración. Muestra el plasma solar a millones de grados caliente, y se enfría mientras está suspendido en una galería de bucles magnéticos.
La imagen en falso color cubre una amplia área de 230.000 en 170.000 kilómetros sobre la superficie del Sol (diámetro de la Tierra es de unos 12.800 kilómetros) y se registró en luz ultravioleta extrema.
Los enormes bucles son en realidad líneas de campo magnético que atrapan el plasma incandescente, refrigerado por encima de la superficie solar relativamente oscura. Después de la fulguración, la actividad de AR 9077 decayó

Durante su tránsito por el disco solar frontal (geoefectivo), AR 9077 tuvo una evolución muy dinámica y compleja, que sumado a la fuerza en su estructura magnética, termino desencadenando varias fulguraciones notables y extremas como la acontecida.

En su registro de evolución, se aprecia desde sus inicios como Beta, hasta su punto álgido como Beta-Gamma-Delta debido a su gran actividad.


Finalmente AR 9077 fue perdiendo fuerza y terminó desvaneciéndose en su tránsito por el disco solar posterior (far side).
Su observación, y su estudio, ha servido como ejemplo en diferentes libros especializados en meteorología espacial, para intentar comprender la dinámica causante de estas fulguraciones, algo indispensable para intentar anticipar y prevenir estos eventos.


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